Todos tenemos una mentalidad fija que nos impide avanzar y una mentalidad de crecimiento que nos impulsa en la vida y nos aporta felicidad.

Todos nos equivocamos, pero no todo el mundo vive el error de la misma forma. Es posible que hayas visto en tu trabajo, o en tu familia, personas que, ante un fracaso, caen en brazos de justificaciones o culpan al mundo de lo sucedido. Otras, en cambio, afrontan la situación como un camino para aprender y superarse. Carol Dweck, profesora de la Universidad de Stanford, observó la reacción de niños y adultos ante las equivocaciones. Comprobó algo interesantísimo: la manera en que vivimos el error define nuestro mundo interior de creencias, nuestra manera de vernos a nosotros mismos y, por ende, nuestra capacidad para ser feliz. Según esta reconocida investigadora existen dos mentalidades: la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento, que no depende ni de la inteligencia ni de variables sociales.

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